Fundador - Oraciones-Invocaciones
domingo, 22 de diciembre de 2024

Corazón de Jesús, Padre;
Corazón de Jesús, Dios,
entronízate en el mío,
Rey de luz, virtud y amor.

Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera,
Jesús, mi divino Bien,
confundid la infernal bestia.

Te adoro, Jesús mío,
y te ofrezco mi voluntad
de adorarte sin cesar.

Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera,
JUSTICIA os pido, Señor,
para que nunca me tuerza.

Jesús en mi pensamiento,
Jesús en mi corazón,
Jesús en todo momento,
vivid Vos en mí, no yo.

Desvanece, Sol de santidad,
las tinieblas que ciegan
a tantas almas.

Corazón de Jesús,
sé Tú siempre
el escudo de luz de nuestra alma.

Ilumíname,
Sol divino de eterna glorificación.
      
llumina las almas,
para que conozcan
que sólo Tú
eres la LUZ que no extravía.

Ilumina, Luz infinita, a los ciegos.

Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera,
Jesús, mi divino Bien,
reinad ya en toda la tierra.

Vencedor de la muerte,
venced la mía,
reinando siempre en mi alma,
Jesús, mi vida.

Únenos, Señor,
a todos los que deseamos
el triunfo de tu Soberanía social
sobre la tierra.

Suscitad, si os place, Divino Maestro,
espíritus apostólicos.

Corazón de nuestro Rey,
míranos con ojos de Padre
y apiádate de nosotros.

Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera,
Jesús, mi divino Bien,
sed mi amparo, guía y defensa.

Cristo vence,
Cristo reina,
Cristo impera,
en pensar, hablar y obrar,
oh mi Rey, dadme PRUDENCIA.

Divino Rey Jesús,
concédenos la gracia
de conocer claramente
todos nuestros deberes.

Te suplicamos nos concedas la gracia
de servirte con fidelidad y constancia.

Yo soy y quiero ser vuestro, Jesucristo;
soy por vos, en vos y para vos,
Bienhechor infinito.

Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera,
Jesús, mi Padre y mi Rey,
en mí sólo y siempre reina.

Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera,
Luz de la luz de mi fe,
desvaneced mis tinieblas.

Corazón adorable
que llamas sin cesar a las almas
para enriquecerlas con los tesoros de tu gracia,           
haznos dóciles a tu voz.

Jesús, con vuestra humildad,
desarraigad mi soberbia.

Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera,       
reinad en nosotros, Dios,
con Soberanía eterna.

Jesús, obrero por mí,
que por ti yo activo sea.

Haz, Señor, que espere unirme a ti,
al final de mi peregrinación en la tierra.

Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera,       
vence, reina, impera en mí,
con Soberanía eterna.

Jesús, Vencedor de la muerte,
enseñadme a reprimir
las rebeliones de mi amor propio.

No permitas, mi Dios, que te vuelva a ofender,
y concédeme la gracia
de apartarme de los peligros de pecar.

Rey divino,
subyuga mis potencias
y mis sentidos.

Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera,
Rey de ESPERANZA inmortal,
no dejéis que desfallezca.

Ven a llenar mis potencias
de tu luz, divino Sol.

Rey, armadme de glorioso valor,
para combatir sin descanso
en defensa de vuestra Soberanía.

Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera,
en mis luchas, Vencedor,
dadme triunfal FORTALEZA.

Corazón de Jesús,
si Tú no acudes en nuestro auxilio
nuestras fuerzas desfallecen
y corren riesgo nuestras almas.

Vencedor de la muerte,
venced la mía
con vuestra omnipotente Soberanía.

Levántate, Dios mío,
sin ti, perezco.

Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera,
TEMPLANZA de ánimo igual
dad a mi vida por regla.

No permitas, mi Dios,
que te vuelva a ofender
y concédeme la gracia
de apartarme de los peligros de pecar.

Haz que mi alma
se convierta en incendio tal de caridad
que inflame a todos los corazones de la tierra.

Infúndenos, Señor,
el espíritu de vuestra CARIDAD.

Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera,
del fuego de vuestro AMOR,
hacedme viva centella.

Cerco del infinito amor,          
rendidme y retenedme prisionero perpetuamente.
Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera;
vence, reina, impera, Amor,
que cielo y tierra embelesas.

No dejes sucumbir, Corazón misericordioso,
a los que invocan el triunfo del BIEN
y la HONRA de la JUSTICIA de tu REINO DE BENDICION.

Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera,
Jesús, mi divino Rey,
vuestro amor el orbe encienda.

Corazón de Jesús,
acógenos en tu herida de amor.

Corazón de nuestro Rey,
concédenos,
que tu amor triunfe en nosotros.

Cristo vence, reina, impera,
vuestro celestial amor,
inunde, Jesús, la tierra.

Hacedme confiar en Vos solo,
en medio de las oscuridades  
y quebrantos de la vida.

 

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